jueves, 28 de mayo de 2015

Había nacido en primavera, el mismo día que florecieron los crisantemos...
Su cuerpo, con el pasar de los años, evidenciaba que también, el capullo de su sexo había comenzado a florecer.
Él la contempló en el jardín, la esperó paciente a través del invierno y cuando llegó su tiempo, la poseyó toda como queriendo beber hasta la última gota de su exquisito almíbar.
Pero pasó el verano y luego llegó el otoño, las hojas cayeron, ella se escondió, sin embargo él sabe que tras el invierno, la tendrá de nuevo, aunque muchos la contemplen y hasta pretendan poseerla, es una flor que se abre y manifiesta su esplendor sólo para él.
¿Qué es el tiempo? ¿qué la distancia? 16, 17, 18, 19, 20, 21... siempre se puede esperar, siempre se ha de retornar, así, cíclicamente.

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