Había nacido en primavera, el mismo día que florecieron los crisantemos...
Su cuerpo, con el pasar de los años, evidenciaba que también, el capullo de su sexo había comenzado a florecer.
Él la contempló en el jardín, la esperó paciente a través del invierno y cuando llegó su tiempo, la poseyó toda como queriendo beber hasta la última gota de su exquisito almíbar.
Pero pasó el verano y luego llegó el otoño, las hojas cayeron, ella se escondió, sin embargo él sabe que tras el invierno, la tendrá de nuevo, aunque muchos la contemplen y hasta pretendan poseerla, es una flor que se abre y manifiesta su esplendor sólo para él.
¿Qué es el tiempo? ¿qué la distancia? 16, 17, 18, 19, 20, 21... siempre se puede esperar, siempre se ha de retornar, así, cíclicamente.