Soy sólo un hombre perdido en un mundo deshecho,
buscando reconstruir su historia, entrando en la tuya;
una gota de agua turbia que ha encontrado en ti su océano,
un fragmento de corteza aferrándose al árbol que la mantiene viva.
He soñado con campos de flores amarillas que se perdieron el tiempo,
pero que hoy repueblan mi mente, sembrados de crisantemos...
Camino entre bosques de deseos en medio de una selva de olvidados,
pero tu mano cálida, suave, pequeña, rescata mi alma, la sostiene...
No tengo certezas ni sé de futuros, vivo un presente natural y florido
construido a partir de los momentos -breves- en que veo tu rostro.
Mi cuerpo no baila, pues ha perdido el ritmo, el impulso, la motivación,
pero mi corazón sigue tu cadencia y goza la fiesta de buscar el tuyo:
si me abrazas con fuerza bailaré la música de tu cuerpo esbelto,
cuerpo que amo, cuerpo que deseo, pero que sólo en mi mente poseo.
Si es amor lo que te mueve a buscarme, a caminar conmigo, a bailar para mí,
no temas dejarte llevar, pues ya me has conquistado, ya me tienes, soy tuyo;
y si debemos esperar algunos meses, para encontrarnos de nuevo,
será un tiempo para fortalecer lo que hemos logrado, para madurar el amor,
para extrañarnos y concluir otras historias que aún nos tienen atados...
Quiero que conozcas más de mí, y abro para ello mi corazón:
entra en él cuando quieras, pero quédate definitivamente allí,
y si decides no entrar, o comprendes que no es lo que buscas,
de igual modo te digo que sabré entender y si es el caso, esperar,
porque con lo compartido entre los dos, tengo suficiente
para nutrir mi vida y seguir degustando la fuerza de tu presencia en ella.
Soy lo que conoces de mí y aun más, soy lo que deseas de mí,
no temas seguir adelante con esta historia, hazte libre tomada de mi mano,
no nos condicionen los años ni los espacios: sólo escucha mi voz que te dice
Te amo...