Una y otra vez regreso al árbol curvo que ha guardado celosamente mis secretos:
él que sabe todo lo que hay en mi corazón, y que ha nutrido sus raíces con las lágrimas que de mí han caído, fue nuevamente testigo de uno de nuestros encuentros, no el último, no claro que no, pues si queremos construir una historia que cuente nuestros sueños compartidos, no podemos ya detenernos.
Viene la primavera para nuestras vidas y todo en ellas será nuevo, como tu sonrisa, como mi deseo...
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